El éxodo de investigadores científicos es un movimiento mundial. Y es el deseo de tener mejores condiciones de trabajo y querer tener impacto en el “mundo real” lo que está detrás de esta fuga.
😓 Trabajar hasta los huesos por un salario sin prestaciones.
😓Ser constantemente recordado de la precariedad de tu trabajo, con su respectivo burnout.
😓La manera con la que se mide el éxito con número de artículos publicados y no con el impacto de las investigaciones.
😓La poca flexibilidad para innovar en líneas de investigación.
😓Buscar de manera incesante fondos cada vez más escasos y en un sistema hipercompetitivo.
😓Ser un profesionista nómada buscando estancias de investigación cada 2 años.
😓Con contratos temporales de jornada completa que no se renuevan.
😓Ir de institución en institución SIN poder: consolidar línea de investigación, crear grupo de trabajo, tener una adscripción fija, crear antigüedad o tener prestaciones. Nada de eso.
😓La inseguridad e incertidumbre del futuro laboral en la academia.
😓La persistente inequidad de género.
😓La fatiga del estatus migratorio y la imposibilidad de tener balance entre vida personal y profesional.
😓Y qué decir si tienes o QUIERES tener familia…
Es una 𝘀𝗶𝘁𝘂𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗶𝗻𝘀𝗼𝘀𝘁𝗲𝗻𝗶𝗯𝗹𝗲 que poco a poco se convierte en la asesina de los sueños, ilusiones, aspiraciones y la perspectiva de carrera como académico consolidado del joven y brillante investigador científico.
Hace unos días la revista 𝗡𝗔𝗧𝗨𝗥𝗘 publicó un artículo que hace referencia a este tema. Recomiendo su lectura, pongo el enlace en comentarios.
Este artículo expone una realidad que muchos aún se resisten a ver, y es que expone la realidad de los investigadores científicos que estamos emigrando de las academias, habiendo encontrado la avalancha de oportunidades que ofrece la industria para empujar las fronteras de la ciencia (porque, por experiencia les aseguro que en la industria no solo se aplica la ciencia; también se hace).
En general, en la iniciativa privada se pueden encontrar opciones de trabajo flexible y mejores salarios en que no hay que sacrificar las vidas personales: “Las motivaciones siguen siendo las mismas, pero el impacto del científico en el desarrollo económico y social se siente más inmediato.”
De hecho, hay que reconocer que los empleos del futuro dependerán de una economía basada en ciencia, pues entre los perfiles con más potencial para lograr los productos y servicios con valor añadido se encuentran las profesiones STEM. No cualquiera hace ciencia, por lo que es indispensable estimular a quienes desarrollan este conocimiento.
Los esfuerzos deben ser colectivos, empezando desde adentro de la misma academia, la cual necesita madurez y voluntad de cambio si desea retener el talento joven que se le está yendo de las manos.
¿Tú qué opinas?